En Zaragoza, algunas saben cómo acariciar con intención. Manos expertas, piel contra piel, miradas que invitan a perderse… Estas putas no solo calientan el cuerpo, también despiertan el deseo con caricias lentas, profundas, donde todo empieza y nada se prohíbe. Si te gusta el contacto íntimo, suave o intenso, aquí hay quien lo domina como un arte.