Las chicas de Tárrega, conocidas cariñosamente como "targarines", son el vivo reflejo de esta dinámica ciudad de la comarca de Urgell en Lleida. Con una mezcla única de tradición catalana y modernidad, estas jóvenes dan vida a las calles y plazas de su querida localidad. 

Es común verlas paseando por la Plaza Mayor, corazón de la ciudad, donde se reúnen para charlar y disfrutar de un café en las terrazas. Muchas participan activamente en la organización de la Fira de Teatre al Carrer, un evento cultural que llena de orgullo a todos los habitantes de Tárrega y atrae a visitantes de toda Cataluña. 

Las targarines son conocidas por su amor a la cultura. Frecuentan el Ateneu de Tárrega, donde participan en talleres de teatro, música y danza. El Museu Comarcal de l'Urgell es otro de sus lugares favoritos, donde algunas trabajan como guías voluntarias, compartiendo la rica historia de su ciudad con los visitantes. 

En cuanto a la gastronomía, estas chicas son expertas en la elaboración de los tradicionales "panadons", un plato típico de la zona que preparan con esmero durante la Semana Santa. También son entusiastas de la Fira del Torró i la Xocolata a la Pedra, donde muchas trabajan en los puestos familiares, manteniendo viva esta dulce tradición. 

El deporte es importante para las jóvenes de Tárrega. Muchas forman parte del Club Natació Tàrrega, entrenando en la piscina municipal y participando en competiciones regionales. Otras prefieren el baloncesto, siendo fieles seguidoras del equipo local. 

Durante la Festa Major de Mayo, las chicas lucen con orgullo el traje tradicional catalán, participando en la procesión de Sant Eloi y en los bailes populares en la Plaza de las Naciones sin Estado. 

Las targarines tienen un fuerte sentido de comunidad y muchas participan en proyectos de voluntariado local, como la restauración del Parc de Sant Eloi o las actividades organizadas por el Centre d'Entitats de Tàrrega. 

En otoño, es común verlas disfrutando de la vendimia en las viñas cercanas, una tradición que muchas familias mantienen viva. Algunas incluso están involucradas en pequeñas bodegas familiares, contribuyendo a la producción de vinos locales. 

La educación es una prioridad para estas jóvenes. Muchas estudian en el Instituto Manuel de Pedrolo, nombrado en honor al famoso escritor local, y participan en intercambios culturales con otras ciudades europeas.